Las Navidades se acercan y los compromisos sociales se triplican. Siempre tengo la sensación de batir records de comidas extra en estas fechas, algo que desde luego no siempre lleva bien mi estómago. Pero como decir que "no" a un almuerzo con amigos que hace tiempo que no ves... Como decia Plutarco " no  nos sentamos para comer sino para comer todos juntos". En una de estas comidas que he tenido el mes pasado, conocí el restaurante Caray, en la calle Hermosilla numero 2 de Madrid. El restaurante presenta una decoración de lo más atractiva, realizada por el decorador Lorenzo Castillo. Sin duda ello contribuyó a que la tertulia posterior se alargara. La carta me gusto. Mezcla de cocina moderna y algo tradicional. Quiero destacar su tartar de ciervo. Preparar caza no es fácil. Estas carnes necesitan una buena maceración. El  plato que probé me chifló literalmente, de hecho no me importaría repetir otra vez. Buen servicio, interesante carta de vinos, y un estupendo escenario para almorzar con prisas, sin pausa y con compañía.