Son los Bodegones las obras de arte que tradicionalmente han acogido el mundo del vino en sus representaciones. Por ello vamos a contar un poco la relación del vino con los bodegones holandeses que fueron los primeros en darle a los objetos inanimados la categoría de protagonistas exclusivos.
No fue hasta el año 1600, aproximadamente, cuando el Norte de los Países Bajos se unió a Italia para elevar la pintura de objetos del nivel de la mera decoración, al rango de cuadro independiente. Y estos objetos inanimados se representaban no sólo con el máximo realismo, sino con toda la dedicación y seriedad que en tiempos se reservaban para la forma humana. En el Barroco el pintor reconoce implícitamente que el hombre ya no es el principio fundamental del universo, y que existen otros aspectos del mundo susceptibles de ser representados.

Los Bodegones comenzaron a pintarse a principios del siglo XVII en todos los países bajos, pero fue precisamente en Holanda, donde la reforma calvinista influyo en los artistas a que hiciesen un tipo de pintura más descriptiva y doméstica.: se resaltó el valor y la calidad de sus vajillas, la bondad de sus alimentos y, por consiguiente, en el placer de la comida y de la bebida. Pero todo ello con un sentido de mesura y equilibrio, discreción y prudencia como normas de comportamiento en relación con los goces gastronómicos. 

En este sentido, el cuadro del holandés Jan Jans Treck (Museo Thyssen), presenta una sobria composición. No cabe lugar a dudas que la naturaleza muerta barroca apela directa y poderosamente a los sentidos. Es significativo que, en ocasiones, los elementos escogidos por el pintor hallan de entenderse como atributos de los cinco sentidos. En esta obra el gusto estaría simbolizado por la copa de vino del cual hablaremos más adelante y el melocotón;el olfato y el tacto, por el olor y la piel del melocotón, respectivamente, así como por las superficies lisas y pulidas de los objetos; y la vista, por el reflejo de la ventana en el vidrio y en la jarra, y por el cuadro en su totalidad. En una época familiarizada con las alusiones emblemáticas, es natural que los cuadros de objetos animados se conviertan en vehículo de diversos tipos de significados simbólicos. En ocasiones se invita al espectador de la obra a reflexionar acerca de la brevedad de la existencia humana y de la banalidad de las cosas mundanas. Pero también no hay que olvidar que Holanda era un estado burgués y los principales consumidores de pintura, nobleza y burguesía seguían la iglesia reformada. Por tanto la exacta objetividad que reflejan los bodegones cumple con el mandato de Calvino en referencia a las imágenes de culto: representar las cosas que se perciben con los ojos.El Cupido sentado en un globo con su arco y su flecha, esculpido en plata en el pie del soporte que sustenta la copa, aludiría al amor, un placer efímero. El reflejo citado enlaza con el deseo por parte de los artistas de romper los límites del espacio pictórico, haciendo creer al espectador que lo representado penetra en su espacio físico. De modo que el trampantojo es uno de los recursos más empleados en esta época para generar dicha ruptura, haciendo consciente al receptor de la obra de que el asunto que contempla forma parte de un espacio mayor: el taller del pintor. Además, la jarra de peltre tumbada sobre la tela blanca, se dispone en la esquina de la mesa para potenciar el trampantojo, pareciendo introducirse en el ámbito real. El oscuro fondo arquitectónico,en el que se distinguen una pilastra y un nicho, ayuda a potenciar este efecto intrusivo.La aparente simplicidad en la ordenación de los objetos esconde una cuidada representación de la luz, precisión en la reproducción de las texturas. La reducción cromática hace aparecer más bellas aún las reflexiones del metal y del vidrio, a la vez que se enfatiza la volumetría de las vituallas y del menaje doméstico.

El menaje del vino entendiendo por este la jarra de peltre y la copa siempre han sido objeto de atención por parte de los especialistas del vino y de la pintura porque ensalza un buen vino un excelente continente. Aunque históricamente hay que esperar al siglo XVII para que por ejemplo la botella de vidrio se consagre como el continente ideal de este. Desde la antigüedad sin embargo el vino ha tenido que reposar en ánforas selladas, tinajas de barro y cubas y toneles de madera. Aunque los romanos conocían el vidrio, la fragilidad de este lo hacía poco adecuado para que se transportara en el. En sus comienzos y como curiosidad la botella de vino tenía una aspecto más redondo que alargado y las mejoras en cuanto a la composición del vidrio q la escuela veneciana que realiza botellas de vidrio resistente al transporte de largas distancias.
Hacia 1720 se empiezan a construir botellas más alargada y en 1821 se patenta en Bristol la primera forma de elaborar mecánicamente botellas de las misma forma, naciendo así la actual botella de vino.
La cuidada selección dela jarra de peltre y vaso de vino en este cuadro reflejo de la importancia que daba la burguesía holandesa a los utensilios domésticos elevados a arte por obra y gracia de los pintores de la época, guarda similitud con la importancia que hoy en día damos a los objetos que contienen el vino, no hablamos solo del virtuosismo en el diseño de las botellas, sino de decantadores, copas, sacacorchos y todos aquellos objetos que nos relacionan con el vino. Cualquier amante del vino entenderá perfectamente la importancia de degustarlo en la botella o decantador idóneo y en la copa especial para ese vino: no es lo mismo una copa de jerez que una de borgoña o una de champagne. En el refinamiento de los utensilios del vino se refleja el mismo refinamiento y excelencia que estos artistas holandeses pusieron al pintar sus obras.
Mencionar que si hasta ese momento las botellas se tapaban con lacre, cera o yeso, empieza a usarse el corcho que ayudaba a aislar el vino del oxigeno de las atmósfera y pudiera ir adquiriendo un sabor mas característico.