En ese taller  laboratorio es donde se produce la magia y milagro del proceso creativo. De la mirada y del pensamiento del artista nace la obra, al principio a trompicones para luego explotar en una convulsión exuberante que deja trazos, formas y aromas.

He visitado el taller de Picasso en la Fundación Mapfre. Sus cuadros y bocetos así como fotografías exponen la intimidad del artista en el momento de convulsión creativa. Cuadros en los que consagra a sus modelos, Jaqueline, Marie Therese, ....y las retrata en poses de reposo, otras  veces  son  ellas las que pintan. Me emociona ver los ensayos de Picasso en papel, con apenas unos trazos precisos en negro deja patente la genialidad y profundidad de su visión en tres dimensiones. En el  lienzo refleja lo que ve desde su taller y lo llena de  tonos amarillos que recuerdan a algún pintor impresionista. Otros cuadros retratan al artista de frente, de perfil, juega en un lienzo a retratar su caballete y pinceles.

Es su mundo secreto expuesto a la vista de todos. Cuando vemos a Antonio López cincel en mano esculpir  o a Ferran  Adríá o los hermanos Roca ensayar texturas sabores, platos, observamos que todos comparten un mismo código: ensayan, rectifican, aseguran, perfeccionan y muestran lo que ellos ven  y sienten en su universo personal.

Esta exposición es un homenaje a los talleres de los artistas, los templos de la creación. Recomiendo la visita a Picasso y su taller en la Fundacion Mapfre, a mi me ha emocionado.