Cuatro gatos te esperan en Barcelona
11:41:00
Cuatro gatos o 4 Cats es un restaurante lleno de historia, arte y literatura de Barcelona. Su historia comienza en París a finales del siglo XIX. Pere Romeu trabajaba como animador y camarero en el cabaret Le Chat Noir. Seducido por ese ambiente, decidió crear en Barcelona un restaurante parecido. Tenía que ser como una taberna: comida barata y música de piano. Lo apoyaron económicamente algunos amigos, entre otros, Ramon Casas y Santiago Rusiñol, insignes pintores catalanes.



El año 1899, con 17 años, Picasso comenzó a frecuentar el local y realizó su primera exposición en la sala grande. También hizo el cartel que se utilizó como portada del menú de la casa.
Por el local también pasaron músicos como Isaac Albéniz y sus amigos Enric Granados y Lluís Millet, arquitectos como Gaudí y dibujantes como Ricard Opisso. Un restaurante íntimamente ligado a las artes. Su historia continua como nos cuenta su web:Tuvieron que pasar muchos años para que Els Quatre Gats saliera de su letargo y comenzara de nuevo su camino.
En 1903 cierra el restaurante por motivos económicos. A finales de la década de los 70, tres empresarios del ramo de la gastronomía, Pere Moto, Ricard Alsina y Ana Verdaguer, se asociaron para volver a abrir sus puertas, con nuevas propuestas para el ambiente cultural barcelonés.A partir del año 1989 el empresario Josep Mª Ferré, con renovado entusiasmo, comenzó a dirigir el restaurante y la «Casa Martí», donde está ubicado, fue restaurada el año 1991. Con los años ha conseguido convertirse en un restaurante clásico y de referencia en Barcelona, pues su calidad y buen servicio dan prueba de ello.
Cada vez que voy siento que retrocedo en el tiempo quizás sea la decoración, el ambiente, y la sensación de que por sus mesas han pasado muchos personajes de la historia. Servicio impecable, carta con buen producto, no demasiado amplia pero suficiente para encontrar un plato que se ajuste a nuestros gustos, quizás eché en falta algún plato más típico de la cocina catalana. No ofrece grandes sorpresas pero no defrauda. El emplatado es magnifico así como la cocina. Mi bacalao estaba sencillamente perfecto. La bodega cuidada, ofreciendo por supuesto caldos de la zona. Es uno de esos restaurantes donde el tiempo parece haberse detenido y nosotros con él.
Cada vez que voy siento que retrocedo en el tiempo quizás sea la decoración, el ambiente, y la sensación de que por sus mesas han pasado muchos personajes de la historia. Servicio impecable, carta con buen producto, no demasiado amplia pero suficiente para encontrar un plato que se ajuste a nuestros gustos, quizás eché en falta algún plato más típico de la cocina catalana. No ofrece grandes sorpresas pero no defrauda. El emplatado es magnifico así como la cocina. Mi bacalao estaba sencillamente perfecto. La bodega cuidada, ofreciendo por supuesto caldos de la zona. Es uno de esos restaurantes donde el tiempo parece haberse detenido y nosotros con él.
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