Hotel Alfonso XIII de Sevilla

16:49:00

Uno de los hoteles mas bonitos que he visitado es sin duda el hotel Alfonso XIII de Sevilla. Situado en pleno centro, destaca como una postal en tono sepia del siglo pasado. Construído a instancias del rey Alfonso XIII para los invitados a la Exposición Iberoamericana de 1929, el hotel lleva más de 85 años siendo el alojamiento favorito de miembros de la realeza y de los huéspedes seducidos por su aura histórica y su encanto, es fácil sucumbir ante tanta magnificencia y estilo. Arquitectonicamente es de estilo neomudéjar, inspirado por ello en la arquitectura árabe, conformando por tanto un edificio claramente historicista, aunque con un toque regionalista andaluz. Fue diseñado en el primer cuarto del siglo XX, por lo que arquitectónicamente se integra en la estética global del resto de edificios planificados para la Exposición Iberoamericana de 1929. En conjunto, fachada y demás, se observa una importante riqueza de elementos decorativos y detalles, conseguidos con materiales que bien podrían considerarse como pobres o sencillos, puesto que en su mayoría son ladrillo, yeso, madera y cerámica.

En su interior, se destaca la opulencia y categoría, arcos y columnas, todo decorado con lámparas colgadas de elaborados artesonados, así como con finas alfombras de la Real Fábrica de Tapices.

También merecen mención los azulejos que decoran paredes, techos y todo tipo de estructuras. Las habitaciones fueron diseñadas para alojar a reyes, presidentes, personalidades y otros invitados de la Exposición Iberoamericana de 1929, por lo que la amplitud es norma general. Los suelos son de mármol y madera. Nada es de mal gusto ni desentona e invita al cliente o visitante a buscar acomodo en algunos de sus rincones para contemplar la bella estampa de azulejos, retratos de Alfonso XIII y arcos mientras el tiempo pasa...

Uno de los servicios que ofrece el Hotel es el Restaurante San Fernando situado en el patio acristalado del hotel. Desde su sala con vistas al patio y con esa luz que llega a raudales, uno siente que si, que Sevilla tiene un color especial.
Ofrece una carta completa pero no extensa de los platos típicos andaluces como fritura, salmorejo, jamón, pescados en salmuera...pero con un toque refinado siempre. Atención excelente, y calidad de las materias primas sin duda. No decepciona, ofrece lo que promete: una experiencia gastronómica en un marco del pasado que aguanta bien el paso de los años.


Mis opciones fueron un excelente foie con reducción de Pedro Ximenez y una lasagna de rabo de toro con puré de zanahorias que me gusto tanto que no deje nada en el plato, por cierto se ha convertido en el mejor rabo de toro que he probado hasta la fecha. El solomillo correcto. Los postres quizás algo escasos en variedad, de hecho la sopa de arroz con leche que pedí, no la incluyo porque no me llamo la atención. Mejorar los postres es mi única critica al restaurante, en lo demás intachable.

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