Dicho autor parte de analizar el papel que ha desempeñado el pan en la historia, religiones, política, ética y arte. Pero además el pan es sustento del cuerpo y para ilustrar ese pensamiento nos cuenta que su padre estuvo internado en un campo de trabajos forzados durante la Segunda Guerra Mundial. A finales de 1942, después de una jornada extenuante de trabajo, su padre avanzaba por la nieve con otros prisioneros. “Ya no parecíamos personas, sino sombras”. Un pastor protestante observó a la columna y les invitó a entrar a su casa, agasajándoles con pan y vino. Al finalizar del inesperado convite, el padre de Matvejevic interpretó una pieza de piano, con los dedos agarrotados por el frío. Emocionado, el pastor le abrazó, mostrando que el pan y la fraternidad podían producir esperanza y conciliación.

Con un pretexto maravilloso como es el del "pan", este autor con gran brillantez y sensibilidad lanza un grito en favor de la paz. De todo mi recorrido por la Feria del Libro de este año, me quedo con este ensayo de la editorial Acantilado que me esta gustando tanto.