Bodegas Submarinas en Canarias

17:05:00

Imagen del módulo de la bodega sumergido a 200 metros de la costa del Porís, donde el tiempo medio de permanencia              del vino oscila entre tres meses y un año. DA











Hasta ahora el vino ha envejecido tradicionalmente sobre tierra firme. En unas condiciones de humedad y equilibrio apropiadas. Parece que esto va a cambiar, al menos en parte, gracias a la creación de Bodegas Submarinas en Canarias, las primeras de Europa por cierto.
 La idea partió de Roberto Gonzalez Gil, buceador profesional,  que hace tres años barajó la idea de crear en el fondo del mar una bodega.
Junto a Trinidad Fumero directora de calidad y trabajadora del Consejo Regulador de la DO Abona, Roberto González ha sacado la idea adelante después de lograr los permisos de Costas, la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Arico, para situar el almacenamiento de los caldos, “todos de denominación de origen” -recalca González-, a 18 metros de profundidad y a 200 metros del muelle del Porís de Abona. Su estructura de hormigón y acero alberga en el interior varias cavas con una capacidad inicial para casi 5.000 botellas. La bodega proporciona unas condiciones de luz, humedad, temperatura, presión y gravedad imposibles de conseguir en bodegas por encima del nivel del mar.
En opinión de Roberto,  “Cuanto más fuerte sea un vino, más tiempo debe estar en el fondo, porque lo necesita para mejorar. Si en tierra pueden ser seis meses, abajo son solo tres. En este primer año largo hemos comprobado que la evolución en el mar es más rápida; los tintos se suavizan y los blancos van a mayor velocidad”, explica Trinidad Fumero, responsable de calidad y trabajadora del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Abona.
Esta Bodega esta abierta a otras bodegas. Un funcionamiento relativamente sencillo. Cualquier bodega de Canarias puede alquilar un espacio en la estructura sumergida abonando una cuota mensual. Sus responsables se encargan del traslado de los vinos hasta la costa, de su inmersión y del retorno a tierra transcurrido el tiempo estipulado. Una grúa deposita el cesto con la carga en el mar y con unos globos llenos de aire se lleva a unos 200 metros de la orilla, hasta el lugar de destino. A partir de ahí se van deshinchando los globos y empieza el descenso hasta la instalación.
La idea de unir enología y submarinismo y convertirlo en negocio nació de casualidad. “Estaba escuchando la radio y me pareció oír algo de vino submarino. Me puse a investigar y comprobé que en Canarias no existía una instalación de esas características”, recuerda Roberto González, que no puede olvidar cómo al principio, cuando presentaba su proyecto en las bodegas en busca de clientes, “me miraban un poco raro”.
 ¿Cuál será el próximo paso?, ¿Bodegas en el espacio?. Ya veremos....

Información cortesia del diariodeavisos.com


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