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miércoles, 16 de enero de 2013

Cocineros en la Casa Blanca

¿Desde cuándo son importantes los cocineros en la Casa Blanca?. Desde que el artista Gilbert Stuart retratara de manera oficial al cocinero de George Washington, Hércules.
Con este retrato su profesión queda dignificada y sentado el precedente del protagonismo que puede llegar a tener un chef de altura.
Esclavo pero mimado y dotado de grandes privilegios, recibía unos honorarios cuantiosos para la época Este cuadro, colgado en las paredes del Museo Thyssen define su estatus en aquella época. Aconsejo dedicar varios minutos a su contemplación dado su porte y mirada: no son las de un esclavo. Me extraña que no se haya hecho una película de tan singular personaje...
Y ¿qué le gustaba a George Washington en la cocina?. Pues comidas de caza, la agricultura y sobre todo las celebraciones culinarias. Las comidas que ofrecían eran muy formales, pocas veces faltaba el pastel de carne y riñón o el trifle (postre típico inglés, con varias capas de bizcochuelo, crema y frutas) en las comidas con su esposa, Martha.
A lo largo de la historia de la Casa Blanca, cada Presidente ha traído su chef de confianza: Jackie Kenendy impuso el Chef francés René Verdon, famoso por sus platos algo extravagantes y que solo duró dos años en su puesto.El Chef Haller sin embargo sirvió a tres presidentes: Nixon, Carter y Reagan. Nancy Reagan probaba sus menús una noche antes de ser servidos en el banquete oficial y al día siguiente le indicaba sus sugerencias y ajustes. Se dice que Nancy puso a prueba su paciencia...
Los Clinton se decidieron por el Chef Walter Scheib, especializado en una cocina baja en calorías y cocina americana. Sirvió los banquetes para Nelson Mandela, Emperador Aikihito, Jacques Chirac, Boris Yeltsin, Vaclav Havel, Lady Diana Spencer, Tony Blair entre otros.
Laura Bush trajo a la primera mujer chef a la Casa Blanca: la filipina Cristeta Comeford que desde entoncés ha triunfado en los banquetes de estado. Tiene la habilidad de combinar el estilo de la cocina tradicional americana con los toques étnicos de las diferente culturas que componen América. Los Obama han seguido con sus servicios y parece ser que están encantados.
Política y gastronomía van unidos: no hay nada como hablar de la globalización ante un buen menú.









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